He visto un vídeo triste y he escrito algo triste. Es ley de vida.
El fin de una gran amistad.
Me dejó sentada en el suelo, apoyando la espalda contra unas rocas. Se puso de rodillas junto a mí y me miró con aquellos ojos azules, retirándose el mechón de pelo negro que tenía siempre sobre el rostro, tapándole media cara. Su mirada denotaba tristeza, y de verdad que yo hubiera llorado si hubiera podido.
—Despierta —me dijo, en voz baja—. Despierta, por favor. Te lo ruego.
Me daba tanta rabia no poder contestarle… estaba al límite de mis fuerzas. Tan sólo podía mirarle con mis ojos azules, incapaz de moverme ni contestarle. Él me apoyó la mano en el rostro con suavidad y fijó la mirada en mí, pero tras unos segundos sin obtener contestación, se levantó. Después de echarme una última mirada, se dio la vuelta y comenzó a andar. ¡No! Quise gritarle. ¡No me dejes aquí sola! Pero mis labios no se movían, mis cuerdas vocales no funcionaban. Haciendo un esfuerzo sobrehumano, alcé mi mano izquierda, aunque inútilmente. Si él se hubiera vuelto, si lo hubiera hecho… se habría percatado de que no habría muerto, pero… ¡Zack! ¡Por favor, vuelve!
No sé cuánto tiempo permanecí allí, bajo la lluvia. Sólo sé que al cabo de unos minutos, oí el grito de guerra de Zack, y enseguida temí por él. Zack… Lo peor fue cuando oí un segundo grito instantes después. Era de él, y era de dolor...
—Zack —musité, con voz ronca. Fue lo único que conseguí decir.
Después de mucho rato, intentándolo, conseguí levantarme, apoyando las manos en la roca que me había servido de respaldo. Me armé de valor y di unos pasos en la dirección donde se había marchado Zack, pero caí al suelo y me raspé las manos, haciéndolas sangrar. Volvía intentarlo, me levanté, esta vez sin poder apoyarme en nada, y di unos pocos pasos hacia delante, pero de nuevo tropecé con una pequeña roca y caí de bruces a la tierra. Contuve un gemido y me levanté de nuevo.
Y así estuve todo el camino, que se me hizo eterno. Tenía que llegar hasta Zack, tenía que comprobar… Divisé una figura negra tumbada en el suelo, junto a unas rocas, e intenté correr hacia ella, pero volví a caer al suelo, y ya no fui capaz de volver a levantarme. Me arrastré por la tierra mojada, y tras unos minutos llegué hasta Zack. Tenía los ojos abiertos y parpadeaba, pero no iba a sobrevivir mucho tiempo más. Tenía un gran tajo en la frente, y la sangre le caía por la nariz hasta las mejillas. Aparte de eso, que no era lo más grave, Tenía heridas de bala en los brazos, y una gran cantidad de cortes y heridas en el pecho. Tenía los brazos abiertos en cruz, y estaba en un charco de sangre. Cuando llegué junto a él, toda mojada, Zack me miró con sus penetrantes ojos.
—Zack —conseguí pronunciar, asustada. Él hizo una mueca, cerró los ojos un momento y los abrió de nuevo.
—Clida —respondió él, agotado y moribundo—. Perdóname —me pidió, con una desbordante tristeza y un descomunal arrepentimiento en la mirada—. Perdóname, por favor.
—No hay… nada que… perdonarte, maestro… —contesté yo, inclinando la cabeza. Noté que se movía un poco, así que le miré de nuevo. Él extendió su mano izquierda hacia mí y me la apoyó en la nuca con debilidad, pero tirando un poco de mí, obligándome a acercarme más a él. Apoyé la cabeza en su pecho durante unos segundos, y después me retiré. Rozó mi rostro con su mano, y me di cuenta de que yo tenía la cara manchada de sangre, al estar en contacto con su pecho. Él fijó su mirada hacia su derecha, en algún punto situado en el suelo, y yo hice lo mismo. Encontré su espada con los ojos.
—Cógela —me pidió, casi sin voz—. Por favor, cógela.
—Maestro… —dije yo, abriendo mucho los ojos.
—Clida, cógela… Un soldado ha caído… Uno nuevo tiene que reemplazarlo… o una nueva —finalizó. Haciendo un esfuerzo sobrehumano, agarró el mango de su gigantesca espada, e intentó tendérmela, con el pulso tan malo que su brazo temblaba incesantemente.
—Cógela —me ordenó, frunciendo el ceño. Yo le hice caso y agarré el mango del arma, rozando por un momento sus dedos manchados de sangre con los míos, blancos y finos. Él dibujó una sonrisa en su rostro mientras yo le miraba con ojos tristes, y su mirada finalizó mirándome segundos después. Cerró los ojos azules, todavía sonriendo, y yo alcé la cabeza hacia arriba, mirando las nubes que no cesaban de soltar lluvia.
Grité como nunca lo había hecho.
Minutos después me alejé de allí, andando pesadamente mientras arrastraba la pesada espada, todavía manchada de sangre.
* * *
Alcé la cabeza mientras observaba los edificios que parecían moverse a toda velocidad, a mi derecha y a mi izquierda, pero era el tren en el que iba subida yo el que se movía. Me mantuve de rodillas, por miedo a caerme del techo del tren, pero recordé la voz de Zack. Arriésgate, incluso cuando sea una locura… de lo contrario no vivirás satisfecha. Así que desenvainé la gran espada plateada y negra, que tenía sujeta a la espalda, y la sostuve con las dos manos por delante de mí mientras me levantaba.
—Te juro que te vengaré, Zack —dije, apretando los dientes mientras recibía el gélido viento en la cara, y mi pelo dorado ondeaba detrás de mí—. Te juro que lo haré.
Mi maestro no habría muerto en vano.
5 comentarios:
jodoooo pos lo de teatro mu bn solo k una verguenza tremenda kooo
jajja besossssss
ia me kontaras k tl por ahi
jaja tekk
buaaahhh bestiaaaal XD
mu bn diana, mkmo siempreeee al contrario k otras kmo iooooo pero weno jeje. En fin, k hace una millonada d años k no escribo io kreo k EL PROTECTOR hasta fuera de avisoss no lo voy aterminar ni en un añooo mass xdxd jaja
siii puesss comoo yoo el de FUEGO, y el de CAZADORES DE DRAGONES creo qe no lo voy a hacer, y el de GHOST me e qedaoo en blanco.... enfin, y tambien me propuse acabar mejor el de MENTIRA Y TRAICION de Alba, y estoy aqi... creo qe me estoy aficionando a esos peqeños cuentos juntos todos en un libro... me encanta escribir fragmentos :)
jajaaja soys la ostia jajajaj osk
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