Lionne.

Tú...

No eres tu nombre. No eres tu empleo.

No eres la ropa que vistes ni el lugar en el que vives.

No eres tus miedos, ni tus fracasos... ni tu pasado.

Tú... eres esperanza.

Tú eres imaginación.

Eres el poder para cambiar, crear y hacer crecer.

Tú eres un espíritu que nunca morirá.

Y no importa cuántos golpes recibas,

te levantarás otra vez.

lunes, 22 de noviembre de 2010

Ella estaba encerrada. ¿Por qué no iba a estarlo yo?

—Hijo, tenemos que decirte una cosa —suspiró mi madre, mientras mi padre le apretaba la mano con fuerza. Yo simplemente les observé, esperando sus palabras. No sabía lo que me iban a decir, pero sabía que no me iba a gustar. Me quedé inmóvil en la silla de madera.

—Llevas un mes como un zombi, Kou —me reprendió mi madre, agachando un poco la cabeza—. Eres nuestro hijo y no queremos que sigas así…

—Creemos —tomó el relevo mi padre— que deberías dejar de visitar a Cimeria durante una temporada. Ya sé que será duro, pero será lo mejor.

—Lo sentimos —se disculpó mi madre con tristeza. Mi padre le rodeó los hombros con un brazo.

No sabía por dónde coger sus palabras. ¿Era una proposición, un consejo, o una prohibición? No podía dejar a Cimeria. Ella estaba encerrada, por tanto, ¿por qué no iba a estarlo yo? No éramos nada el uno sin el otro. Éramos amigos desde tiempos inmemoriales, compañeros desde que nacimos, ¿y ahora debíamos alejarnos? Además la necesitaba, casi tanto como ella me necesitaba a mí. Aunque dejara de visitarla seguiría pensando en ella, mi cabeza todavía estaría encerrada en su celda del manicomio. Pero eso mis padres no lo entendían. Nunca lo habían entendido.

Me levanté.

—No.

Una simple palabra causó el total desconcierto de mis padres. Mi madre abrió los ojos como platos y mi padre me miró de una forma extraña.

—No —volví a decir. Salí de la cocina y, segundos después, de casa. El aire gélido de la noche me azotó en la cara y en los brazos desnudos, pues no llevaba puestos más que una camiseta de manga corta, unos pantalones y unas deportivas. Eché a correr cuando oí los pasos de mi padre al salir también a la calle. Intentó seguirme, pero estaba demasiado oscuro y me perdió de vista, por lo que a los pocos segundos dejé de escuchar el roce de sus zapatos con el asfalto.

Me dirigí al templo donde se encontraba el alma muerta a la que tanto necesitaba. Mientras, repetí la negativa que anunciaba el hecho de que no iba a abandonar a mi amiga.

No.

7 comentarios:

ClaryClaire dijo...

Muy bien dii me encantaa!! :)
He visto que has hecho cambios en el blog, xD
Keda muu bien.
Muchos besos tekiero dianuuu

Anónimo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Kirtashalina dijo...

Muchas gracias Claruu :)

Qué cambios? O_O
Si te refieres a la música... (creo que sólo he cambiado eso) aún no estoy satisfecha. Pronto volveré a cambiarla.

Besos Claru!!
Ya me contarás algo, que aquí parece que me entero la última de las cosas T___T

Triz Carvajal dijo...

Increíble, me ha encantado este texto y tu blog me ha enganchado desde el primer vistazo. Te sigo^^

Kirtashalina dijo...

Ains, muchísimas gracias! ^^

Madison N.Cheshire dijo...

Qué bonito (: Y los textos de la cabecera aún más.

Kirtashalina dijo...

Gracias, de verdad ^^

no tenéis ni idea de lo feliz que me hacéis :)