Tú...
No eres tu nombre. No eres tu empleo.
No eres la ropa que vistes ni el lugar en el que vives.
No eres tus miedos, ni tus fracasos... ni tu pasado.
Tú... eres esperanza.
Tú eres imaginación.
Eres el poder para cambiar, crear y hacer crecer.
Tú eres un espíritu que nunca morirá.
Y no importa cuántos golpes recibas,
te levantarás otra vez.
lunes, 31 de diciembre de 2012
El año 2012

miércoles, 12 de diciembre de 2012
Nina

miércoles, 5 de diciembre de 2012
3 añitos
Bueno, esta es una entrada un poco especial porque la escribo con prisa (para llegar antes de las doce y que siga siendo día 5 de diciembre) y porque todavía no sé qué voy a poner exactamente. Todo esto es debido a que hoy mi blog cumple... 3 maravillosos años.
Cada día miro un poquito menos el número de seguidores del blog (no es que no me importe, pero lo considero menos significativo) y un poquito más el número de comentarios. Me alegro mucho de haber vuelto y poder cumplir mi mini-objetivo de subir una entrada por semana, y me alegro también de que os lo hayáis tomado tan bien como para darme un poquito de felicidad con vuestros comentarios (: Muchas gracias a todos y a los nuevos y antiguos seguidores, y gracias a los que me leen desde las sombras y todavía no han dejado su huella aquí (aunque espero que lo hagan, si no pronto, algún día).
Como no sé muy bien cómo agradeceros la atención que me prestáis, me presento voluntaria para escuchar vuestras quejas y/o lamentos que pudierais querer contarme. Yo sé que hay mucha gente por ahí pasándolo mal, y, bueno, aquí en Howl yo me abro un poquito a vosotros, así que si tenéis la necesidad de hablar con alguien siempre estaré dispuesta a ello (: Tenéis mi dirección de email a la derecha.
Dicho esto, finalizo ya el post, que se hace tarde. Aunque esta semana no he subido ningún texto no sé si lo haré y si no, pues volveré la semana próxima.
Y, ah, por cierto, me apetece organizar algo en navidad (no sé si concurso o qué, ya veremos) así que estad atentos.
Un beso a todos y que paséis un muy feliz puente (:
*Fortuna imperatrix mundi: tópico literario medieval que significa "la fortuna es la emperatriz del mundo". Se refiere a que la fortuna todo lo trastoca, generalmente elevando al malvado y hundiendo al virtuoso. QUE ME HA ENTRADO EN EL EXAMEN DE LITERATURA MEDIEVAL DE HOY.

miércoles, 14 de noviembre de 2012
Skyfall

jueves, 8 de noviembre de 2012
Bronte, cazadora de estrellas

sábado, 20 de octubre de 2012
Chica-pájaro
El capitán, aunque no era un cobarde, dejó que sus hombres se enfrentaran a los intrusos antes que él. Impasible, vio como todos caían, uno a uno, hasta que sólo quedó él.

sábado, 13 de octubre de 2012
Amor

miércoles, 12 de septiembre de 2012
El segundo día de clase

viernes, 31 de agosto de 2012
Te quiero, papá ♥


sábado, 5 de mayo de 2012
Concurso "Semana Dimathiana"

miércoles, 25 de abril de 2012
Danza Nocturna

jueves, 5 de abril de 2012
¿Dónde han ido las nubes?
Me hallo sumida en la oscuridad. Me pesa el cuerpo, como si fuera de plomo. En realidad a él no le pasa nada; soy yo. Estoy agotada. Las piernas se me han dormido de puro cansancio y ya no siento la fría baldosa en mi piel desnuda. El torso aún lo conservo ligeramente caliente, pero mis brazos están a punto de dormirse. Me hormiguean. Y mi rostro tiene un tacto extraño; el de lágrimas secas. El cabello me hace cosquillas en el cuello, pero no tengo fuerzas ni para alzar la mano y aliviar el picor. Estoy cansada. Cansada de vivir.
Abro los ojos. Una tenue luz ilumina la estancia; es el sol. Está amaneciendo. Sin apenas mover la cabeza soy capaz de distinguir el desorden de la habitación. La ropa amontonada en la mesa, los libros desparramados por el suelo, la silla volcada, la cama deshecha, el armario con las puertas rotas, los cuadros de lado, las joyas esparcidas por los suelos. Mis ojos, después de rebuscar por la habitación algo que no existe, retornan al principio.
Algo se mueve; miro hacia la derecha. No, es sólo una blusa que cae de la mesa al suelo. Probablemente el peso del montón de ropa ha hecho mella y la ha empujado ligeramente, haciendo que se precipitara al vacío.
Cierro los ojos y pienso. La oscuridad me mantiene alerta, pero me dejo llevar y mi mente se desliza entre la vigilia, el sueño y la muerte. El infierno me espera, unas manos sonríen malévolamente mientras aguardan mi llegada. El veneno de mi alma tira de mí, obligándome a bajar al averno, pero hay algo que me retiene y quiere llevar mi cuerpo en dirección contraria. ¿A qué espero? ¿Por qué no avanzo? Nunca ha habido dos posibilidades. Sólo estoy yo, y la nada. La oscuridad; el eterno vacío. ¿Por qué me niego a seguir entonces?
Aún queda algo.
Abro los ojos y los rayos de sol que entran por la ventana me ciegan, a pesar de que no están de frente. A penas son una tenue luz en la habitación, pero es suficiente como para hacerme parpadear, incómoda. He estado tanto tiempo rodeada de tinieblas…
A pesar del agotamiento muevo levemente los ojos y dirijo mis pupilas a la ventana. Examino el marco de madera estropeada, de un blanco sucio y roto. Los cristales están llenos de polvo porque nadie los ha tocado en años. El manillar, antes dorado, ahora es de un color indefinido que se aproxima ligeramente al negro, o quizá al marrón.
Al sonido del pulso y mi respiración se le suman el canto de los pájaros, que acaban de despertar y revolotean por allí en busca de algo. Alimento, follaje para un nido, un charco del que beber… nada demasiado profundo, sólo lo necesario para subsistir. Sería raro ver a un pájaro volar para buscar un amor perdido, o llorar por una fatídica tragedia. Aunque quizá lo hagan, y nunca les hemos visto. Quizá rían como los humanos, amen como los humanos, lloren como los humanos… Quizá. O quizá no. Qué más da.
Los amasijos de mi corazón tienen el mismo tono que el del amanecer. Amarillo anaranjado, rosa (¿o quizá violeta?), azul. Y rojo; sobre todo rojo. Como la sangre. Como el dolor.
Vuelvo a mover los ojos en busca del sol, pero me ciega. Los muevo de nuevo en busca de las nubes, pero no están (¿dónde han ido las nubes?). Y muevo otra vez los ojos en busca del cielo, y lo miro; pero no lo veo. El infinito cielo ha desaparecido para mí. Su eternidad me abandonó hace tiempo, hace exactamente el mismo tiempo que lo hicieron la lluvia y el sol. Y las blancas nubes.
¿Dónde han ido las nubes?
