—Podéis hacer lo que queráis.
—Pero…
—Sólo erais piezas para protegerla a ella.
Todos los presentes, excepto él, dejaron escapar un quejido mientras abrían los ojos con incredulidad.
—Lo entendéis, ¿verdad? La sensación de ser tan sólo objetos… Encontré otra forma de protegerla. Ya no sois de utilidad —se dio la vuelta y los contempló con frialdad.
—No… —murmuró la rubia, mientras él se iba.
—¿Estás bien? —le preguntó al pelirrojo al rubio, quien se reía. Como no contestó, se acercó a él y le puso la mano en el hombro— Tranquilízate.
—¡No! —contestó él, apartando de un manotazo el gesto de cariño que le había ofrecido su amigo— Estoy feliz.
Todos le miraron con sorpresa. El rubio habló mientras se marchaba en dirección contraria al hombre que les había lanzado tan duras palabras.
—Si realmente pensara que somos objetos… nos habría usado hasta la muerte y después se habría deshecho de nosotros. Pero no lo hizo. Cuidó de nosotros. Reconoció nuestra existencia…
—Entonces es que miente muy bien.
—O que estaba equivocado…
5 comentarios:
=D
Corto sí, pero me ha gustado bastante.
^^
Muchas gracias :)
Y especialmente a ti, que eres uno de los que comentan casi siempre ^^
Ouch, ouch, de nada ^^.
Corto, conciso y directo y, por supuesto, muy bien escrito.
Un beso. =))
Muchísimas gracias ^^
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