Lionne.

Tú...

No eres tu nombre. No eres tu empleo.

No eres la ropa que vistes ni el lugar en el que vives.

No eres tus miedos, ni tus fracasos... ni tu pasado.

Tú... eres esperanza.

Tú eres imaginación.

Eres el poder para cambiar, crear y hacer crecer.

Tú eres un espíritu que nunca morirá.

Y no importa cuántos golpes recibas,

te levantarás otra vez.

lunes, 11 de enero de 2010

Las pinturas de Héctor

¡Hola!
Bueeeno, ya estoy de mejor humor porque ya me he quitado la clase de gimnasia de encima, pero la paliza que nos han pegado... T_T
Como os quiero tanto he escrito corriendo unos párrafos para que no os quedéis sin nada... aunque este blog no lo lee ni dios, pero en fin, que no se diga. Que yo LO INTENTO.
En fin, continúo con el segundo capítulo de la niña del orfanato, que todavía no tengo nombre elegido y por eso ahora es "el segundo capítulo de la niña del orfanato" y no "[inserte nombre aquí]".
El capítulo va por Jaky, porque me he propuesto meter a muchas personas a las que quiero en el libro... personificando a niños y niñas de 4 años para delante.
Comentad, anda, que son dos minutos, y a mí me cuesta bastante más actualizar. CREO QUE SOY DIGNA DE VUESTRAS PALABRAS.


* * *


—¡DÉBORAAA! —chilló Paula, fuera de sí. Yo estaba en mi habitación, junto con Alba y Saina, discutiendo sobre quién aguantaría más tiempo sin dormirse, cuando oímos aquel potente chillido. Alba y Saina me miraron, asustadas, y yo puse los ojos en blanco. Me calcé las zapatillas, y crucé la habitación corriendo, con mi camisón blanco ondeando detrás de mí. Ya habíamos cenado hacía rato, pero la mayoría de las chicas de mi edad estaban en el comedor, terminando el postre, o en la sala de juegos, dibujando. Incluso habría alguna que estaría en el salón, viendo la tele con los mayores…
—¡DÉBORA! ¡¿DÓNDE DEMONIOS ESTÁS?!
Bajé corriendo al primer piso y me dejé guiar por la voz de Paula, hasta que la encontré en el pasillo, con los brazos cruzados, los labios apretados, el ceño fruncido y un pie golpeando el suelo intermitentemente, apoyando el peso de su cuerpo en la otra pierna. Me acerqué a ella con cautela, y escondí las manos detrás de la espalda.
—¿Has sido tú quien le ha robado las pinturas a Héctor?
Me esperaba otra pregunta (si le había robado su porción de tarta a Marta, a lo que la respuesta habría sido sí), pero tras pensarlo un momento me di cuenta de que yo no le había robado nada a Héctor.
—No, no he sido yo —dije, mirando a los ojos a Paula.
—¿Estás segura? —preguntó Paula, pasando el peso de su cuerpo a la otra pierna.
—Sí, estoy segura —respondí, desafiante, cruzando los brazos e imitando la pose de Paula. Ella se irguió, orgullosa, y se dispuso a marcharse.
—Más te vale que no hayas sido tú. ¿Sabes quién ha sido?
—Seguro que uno de los mayores. Yo no me meto con Héctor. Es mi amigo.
—Ya veremos. Vete a dormir, enseguida irá Helen a daros las buenas noches. Hasta mañana, Débora.
—Hasta mañana, Paula —respondí, y subí corriendo al segundo piso. En la habitación de las chicas ya estaban todas mis amigas y las que no lo eran, pero todas en sus correspondientes camas, claro, tan sólo yo faltaba de acostarme. Así que a grandes saltos fui hasta mi cama, abrí las sábanas y me tumbé en ella, tapándome con las mantas. Todas hablaban en voz baja, pero yo guardé silencio, cansada. Había tenido un día agotador. Primero había estado toda la mañana en clase, y después de comer había estado castigada sin poder jugar durante un tiempo que a mi me pareció interminable. Por fin, después de un rato, me dejaron en la sala de juegos, aunque todos estaban en el jardín, pero no me permitieron salir. Dibujé un gran pez de color negro, aunque había pretendido que fuera un caballo.
Bostecé, agotada, y cuando Helen entró en la habitación a darnos las buenas noches, ya me había dormido.

1 comentario:

Anónimo dijo...

wapiismaaaa!!!!!!!! sta d.p.m! x cierto vamos a exarle la bulla a rome prk no sube cosas. o al menos no NUEVASSSSS jajaj teek aun asi rome! jajaj wapa sigue asi diana y rome!

1 besazo